Suecia es toda naturaleza

Suecia es toda naturaleza

Toda libertad

Espacios abiertos

Aire puro

Tierra limpia

Suecia es verde y azul

En verano

Es blanca y negra

En invierno

Se oculta por el otoño

Y sale tímida

En primavera

Suecia es grande

Y pequeña

Donde niñas y niños

Juegan

Aún  dónde les queda

Suecia está llena de

Bosques y cuentos

De troles y senderos

Suecia tiene montañas

Altas

Y ciudades muy

Planas

Suecia está en  mi mente

Y tú  en mi corazón

Su bandera y tus ojos

Forman un lindo tricolor

Suecia

Tiene historia

Y pasado de varios colores

Y de ovarios

Y de lucha

Suecia tiene

Presentes

Para mí

De distinto tamaño

Suecia tiene

Mi futuro

En sus lagos

La isla

El sol me daba en la cara, ya habíamos llegado. Se me hizo corto el viaje, a pesar de que al principio me daba miedo, me asustaba el recorrido. El agua del mar, de un lago, de un río es mágica, inspiradora pero también puede ser traicionera y arrebatadora. Yo quería ir contigo y tú querías hacer ese viaje, así que me metí los nervios en la boca y me los tragué. Tú te sentías como… sirena en el agua y yo… yo le iba cogiendo gusto al vaivén de la canoa, y a que tú guiases nuestro camino aunque sentada detrás de mí.

Aún no te conocía, no de verdad. Aún tenía muchas preguntas por hacerte, muchas conversaciones pendientes. Sin embargo ya confiaba en ti, o al menos ya comenzaba a confiar en lo que yo siento por ti, por eso hago cosas que me dan tanto miedo como curiosidad… y hacerlas contigo garantiza el desempate una y otra vez. Yo remaba, sí, pero eras tú quien llevaba el timón.

Bajamos de la canoa, yo con demasiado cuidado y por eso casi me caigo. Tú con la rapidez y destreza de quien ha estado en esa canoa muchas veces, sola y acompañada. Tenía los nervios a cien, no sabía qué hacer, qué decir, mientras tú asegurabas la canoa y preparabas esa isla para que pudiésemos tomar el sol. Comida, pintura, lienzo…estabas haciendo de aquel paseo en canoa un momento para la historia, y además, le dabas ese toque de película que ha caracterizado nuestra relación desde el principio.

Quise ayudar, así que dispuse las frutas de manera que la gravedad y la morfología del durazno lo hicieron probar el agua del lago, pero tú lo rescataste, ágil y pronta en el reflejo, como reflejo de tu rostro se creaba en el agua al recoger la fruta extraviada.

Yo miraba todo mi entorno con ojos curiosos. Era mi primera vez. En una isla así de pequeña, en un lago sueco, una tarde de verano, sintiendo el sol en la piel, teniéndole ganas a su calor y al de tu cuerpo. Como si ya no hubiese sido idílico el momento, sacaste tu bloc de lienzos y comenzaste a dibujarme, con carboncillo, a mí. Cada vez que parpadeaba sentía el sol, la brisa, el olor de la naturaleza, tu aroma, el sonido del agua, de barcos a lo lejos… estábamos en el paraíso.